Las Fuerzas Regulares, conocidas actualmente como Grupos de Regulares, con presencia en Ceuta y Melilla, celebran sus 113 años de historia en los que han conseguido ser la unidad más condecorada del Ejército español.
Así lo atesoran sus 73 Laureadas de San Fernando, 18 de ellas colectivas, sus 61 medallas militares colectivas y 208 individuales, un palmarés que, por ahora, no iguala ninguna otra fuerza del Ejército español.
Las Fuerzas Regulares nacieron en Melilla por Real Decreto el 30 de junio de 1911, constituidas fundamentalmente por indígenas y que tienen como antecedentes unas unidades de «carácter irregular» llamadas » Gums «, » Idalas » o » Harkas «, mandadas por oficiales españoles y que llevaban a cabo misiones en la zona del Protectorado.
Los grandes resultados obtenidos en la zona por estas unidades «irregulares» llevó al Gobierno a crear unas fuerzas, con personal indígena, pero de carácter regular, matiz que dio nombre a la unidad, que se denominó «Fuerzas Regulares» .
La historia de las Fuerzas Regulares se ha puesto de manifiesto este año en numerosos actos que ha venido celebrando la Comandancia General de Melilla como conferencias, juras de bandera, exposiciones e incluso la publicación en prensa de varios capítulos que resumen todo lo que han marcado estos años.
Las primeras de las 90.000 bajas que ha sufrido esta unidad, llegaron cinco meses después de su creación
El «bautismo de fuego» de los Regulares tuvo lugar cinco meses después de su creación, donde se produjeron las primeras bajas de las 90.000 que ha sufrido esta unidad a lo largo de su historia.
Fue en Buxdar, campaña a la que siguieron luego otras como la del Kert, un año después, donde el teniente Jaime Samaniego consiguió la primera de las Laureadas.
Hasta 1914 las Fuerzas Regulares sólo contaban con presencia en Melilla, pero a partir de esta fecha se crean nuevos Tabor en Ceuta, Tetuán, Lareche y Alhucemas.
Con el Desastre de Annual en 1921, esta unidad pierde a la mayor parte de sus efectivos, pero pronto consigue recuperarse para continuar con la denominada guerra de África, cuyo final se inicia con el desembarco de Alhucemas en 1925, considerado el primer desembarco anfibio de la historia bélica.
Terminada la contienda en África, la Guerra Civil española supuso una expansión de los cinco Grupos Regulares, con once tabores cada uno.
Sin embargo, una vez terminada, se tuvieron que reorganizar, ya que había 70.000 hombres sirviendo en ellos, de los cuales el 90 por ciento eran indígenas.
Se inicia entonces una nueva distribución hasta que la independencia de Marruecos motivó que muchos de los soldados indígenas se unieran a las fuerzas armadas de dicho país, lo que produjo el repliegue hacia Ceuta y Melilla, las únicas dos ciudades que cuentan todavía con su presencia.
A pesar de su relativa reciente historia, los Regulares son una de las unidades más significativas: su peculiar uniforme que recuerda a las contiendas de África, con el Tarbu, particular sombrero rojo, o su paso lento en los desfiles, les diferencia del resto.
FUENTE: ABC Año 2011 Artículo “Los Regulares: Cien años de la unidad más condecorada de España”